Gracias mil.
UNA EUROPA SIN LÍDER
Cuando sólo
faltan unos días para que acabe este año, uno mira hacia atrás y ve a una
Europa frágil y agotada. Los países que componen la unión están en una
situación caótica. Los ciudadanos cada día van generando nuevas formas de
protesta, como muestra de un gran descontento hacia sus líderes. En España ya
van dos huelgas generales y en Grecia los disturbios continúan. Los
presupuestos que acaban de aceptar en Bruselas es la radiografía de una Europa
que sigue enferma. Mientras el paro va subiendo y los desahucios continúan. En
Mallorca después de la temporada turística el paro ha incrementado
notablemente. ¿A dónde están mirando nuestros líderes? ¿Tenemos un líder que
nos inspire hacia un cambio mejor? ¿Qué cambios necesita el liderazgo?
Los ciudadanos
no nos sentimos escuchados y nos sentimos apartados. Los líderes, que han sido
elegidos por nosotros mismos, dan la sensación que no nos representan y que
pertenecen a otra esfera donde el eco de nuestras necesidades ni siquiera
llega. El mundo necesita líderes que inspiren, que estén cerca de los
ciudadanos, que les escuchen. Tenemos una necesidad imperiosa de ser
escuchados, comprendidos y queridos. Buscamos identificarnos a nivel colectivo
en una misma causa, a la vez que amamos nuestra individualidad, ya que tenemos
la creencia de que nadie nos guía, que ellos no son los que arreglarán nuestros
problemas.
Un nuevo
liderazgo debe de incluir los valores femeninos. Virtudes en la personalidad
del líder que están más cerca de la compasión, la comprensión y la compañía
(las tres C). El liderazgo femenino es más intuitivo, más optimista y produce
más empatía en los demás. El reto está en no generar un liderazgo femenino
intoxicado con los valores masculinos. Como principal ejemplo tenemos la
canciller Angela Merkel. Un liderazgo en cuerpo de mujer lleno de valores
masculinos, que aún transmite los valores que el resto de Europa cree que
tienen los alemanes; más cerca de la autoridad que de la compasión. Cuando lo
masculino oscurece el brillo de lo femenino, en ese momento el líder deja de
inspirar y produce en el resto sentimientos de rechazo.
¿Podemos
realmente sentirnos liderados sin identificar en el líder valores masculinos?
¿Por qué tenemos aún una necesidad de sentirnos liderados? ¿Es solo en lo
femenino que encontramos la ternura frente a la dureza de lo masculino? ¿Es
posible liderar con dulzura, escucha y visión optimista?
La historia de
la “Mujer de Canela” nos hace reflexionar sobre este nuevo liderazgo; comienza
en la dulzura del corazón de cada uno, cuando descubrimos nuestra auténtica
identidad es entonces que podemos comenzar a liderar nuestras vidas hacia la
libertad. Sólo entonces podemos inspirar a los demás.
Gaizka Zubizarreta
Autor de “Mujer de Canela: la fragancia del aroma perdido”
De venta en: De Salabert e Hijos SA (Polig.Son Castello-Palma) y
bubok.es
Publicado en MallorcaMagazin 06/12/2012