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sábado, 8 de septiembre de 2012

CONVERSACIONES LITERARIAS CON JORDI COROMINAS


Después de conversar con Jordi Corominas uno se siente inspirado por sus principios, palabras, proyectos y su forma de ser multidisciplinar. Caemos en la certeza de que creer en nosotros mismos y hacer lo que sentimos en cada momento es una de las llaves para abrir la puerta del éxito y salir ante los demás por la puerta grande. Este joven barcelonés, además de ser poeta y escritor, es también crítico literario y se he hecho un hueco en RNE4 con una sección radiofónica dedicada a la literatura. No hay ninguna duda de que estamos ante un creador con un futuro brillante y un presente lleno de abundancia creativa.

Su práctica de la palabra es inspiradora, creativa, renovadora y muy descubridora. Su mayor inspiración lo recibe en sus paseos; como testigo de ello uno puede leer Paseos simultáneos (Vitruvio). En esta partida de pingpong verbal hablamos de diferentes temas, de entre los cuales su proyecto personal, que dirige desde el 2009: Loopoesía. Una perfomance constante donde recoge los elementos que nos rodean con la intención de innovar, mezclando poesía, imágenes, audiovisuales, escenografía y actuación. Un  proyecto donde sufre y se divierte a partes iguales y que va llenándose de novedades con vistas al año venidero.

Actúa bajo la creencia de que es imposible estar parado mentalmente y reconoce que el mundo literario debe mirar más allá de su ombligo para poder trascender más allá del diminuto mundo donde existe.

Jordi muestra un compromiso intelectual con la renovación literaria, lo cual se nota en sus arriesgadas apuestas literarias. Él también tiene miedos, lo reconoce, pero siempre acaba soltándolos y se atreve a experimentar.

José García es su último trabajo arriesgado; la calle y la mente se funden, dos paisajes que nos permiten dar los paseos que nos inspiran. La estructura de la novela es novedosa, rompe con lo que estamos acostumbrados, lo que exige al lector un grado de compromiso con la historia para poder entenderla. Una novela imprescindible para aquellos que quieran conocer una nueva forma de escritura innovadora. Una novela donde lo oscuro sobrevuela la vida de los personajes, donde la muerte es como un pájaro que vuela por encima y mata al lugar donde decide reposar sus alas.

Para mí ha sido una conversación inspiradora, lo cual me motiva a seguir en este camino, me hace sentir la esperanza de cumplir los sueños, porque el autor inspira presencia como escritor, respeto como poeta y encanto como persona.

Podéis disfrutar de sus poemarios, de su última novela y de sus publicaciones en medios de entre los que destacan Revista de Letras, Literaturas.com, Sigueleyendo, Culturamas, Serra d’Or, Quimera y Benzina, entre tantos otros. Yo me quedo a la espera de que en 2013 nos visite en Palma con Loopoesía, será un verdadero placer.

P: Para presentar la entrevista y poder poner un adjetivo al entrevistado, yo escogería la palabra “transmisor”, aunque he leído de ti que eres un humanista. ¿Con qué palabra se identifica Jordi y con cuál de las que le etiquetan a veces no se siente nada cómodo?

R: Lo de humanista será por mi licenciatura, aunque podríamos verlo desde la perspectiva de una persona que intenta ser multidisciplinar hasta cierto punto. La parte transmisora me viene, supongo, porque tanto en Loopoesía como en la radio me gusta que mis propuestas pasen del oído al cerebro, que no se pierdan por el camino como ocurre con la infinita cantidad de productos culturales fast-food que invaden el mercado, una tendencia horrible a la que no debemos acostumbrarnos. No me identifico con ninguna palabra en concreto, me gustan demasiadas. Al fin y al cabo siempre soy Jordi, esa está bien.

 Tu novela José García ha sido una lectura intensa, que me ha exigido tener una actitud de máxima atención para asimilar la historia, vivirla y recorrer a la misma velocidad que tienen los sucesos en  esta novela. ¿Esa velocidad acelerada es la que tuviste a la hora de escribir, es una forma de atrapar al lector o es un fiel reflejo de la relación que has tenido con los “Joses” a la hora de escribir sobre ellos?

Ambas cosas. José García abarca un año discontinuo de escritura en el cual cambié repetidas veces la estructura de la novela. Cada parte nació con determinados grados de separación que luego se unieron mediante la geografía del barrio y las relaciones casuales y no tanto entre los personajes que pueblan la trama. Este método de escribir –recuerdo que a lo largo de ese período nació el poemario Paseos simultáneos, que para mí fue una especie de antes y después– comportó una escritura rápida, que asimismo surgió porque con las frases cortas creí reflejar mejor la intensidad interna y externa de los personajes. La calle y la mente tienen la misma importancia en la novela. Puede que la forma de escribir el libro fuera un intento por reflejar su importancia, su fusión; al fin y al cabo no dejan de ser dos paisajes. 

¿Qué crees que viene antes, el estado emocional o un tipo de lectura o viceversa? Es decir: ¿según como nos sintamos consumimos un tipo de literatura o es la literatura quién nos debe hacer sentir de la manera que buscamos…?

Esa es una pregunta psicológica. No sé si el estado de ánimo determina lecturas concretas; con toda probabilidad así es. Esto se puede ver a partir de una cronología de libros leídos, que tanto puede obedecer a un interés concreto por determinadas temáticas o bien a cómo se encuentre uno durante ese período de tiempo. Lo curioso es que mientras leía la pregunta tenía más claro que la literatura, en una de sus misiones, debería propiciar emociones capaces de alterarnos el ánimo, tiene demasiadas piezas buenas, eso sí, muy difíciles de encajar en el engranaje.

Tal y como está el mundo que nos rodea, cada vez nos sentimos más vulnerables ante todo lo que ocurre; en esa vulnerabilidad a veces crecen nuestros compromisos con el entorno con la intención de mejorar: compromiso medioambiental, para que la madre naturaleza estire su existencia; el compromiso social, para defender nuestros derechos como trabajadores, como personas en diferentes roles sociales… pero ¿no crees que falta un compromiso intelectual?, y ¿cómo crees que los que llegáis a la gente con vuestras palabras podéis motivar ese compromiso?

Estoy de acuerdo en lo de la ausencia de compromiso intelectual, bien detectable en el sector de la literatura. No detecto un compromiso, por textos o actitud pública, en escritores españoles. Hay novelas sociales que quizá sí demuestren un interés genuino por la sociedad que comporta una crítica, directa o indirecta, pero en la vertiente de apoyar o expresar con textos un pensamiento crítico no percibo ningún tipo de afán de protesta, sólo pataletas de Facebook y poemas oportunistas bastante lamentables.
Por otra parte lo que más desespera es pensar que esto se ha logrado –ya han aparecido artículos sobre el tema– por una voluntad del sistema de anular la figura del intelectual, considerada inútil tras la caída del Muro de Berlín. Por otra parte a veces siento que el mundo literario es demasiado pequeño y se mira demasiado al ombligo como para trascender más allá.

Siempre he pensado que además de ese grito que escuchas de la ciudad de Barcelona para que sea una y otra vez descrita, que en ti hay una parte que se siente atraído hacia lo oscuro, lo trágico y lo doloroso. ¿Es simplemente una percepción de un lector tuyo o hay algo de verdad en esa suposición?

Podría ser, pero a veces pienso que mi interés por la crónica negra viene por cómo percibí la estructura y desarrollo de ese tipo de noticias en la prensa. Me atraía darle un enfoque diferente y más humano, de periodista-escritor que piensa en el antes del crimen para entender cómo eran asesino y víctima, una segunda fase desenlace y una tercera conclusiva, con el juicio y el veredicto. Por otra parte en José García hay un flirteo intenso con la muerte, que sobrevuela la trama en todo momento y es una especie de personaje principal oculto.

Creo que en alguna ocasión he recordado que en mis principios me sentía incapaz de escribir sobre la muerte, y ahora estoy enfrascado en un poemario donde está muy presente, aunque en sentido histórico, para hablar del olvido. No suelo representarla, salvo en un fragmento muy bestia de la novela; es más eso: un espíritu que acompaña las palabras.

Los paseos son una de tus mayores fuentes de inspiración. Me pregunto si es indiferente el escenario de tus pasos y si tienes algún paseo pendiente con alguien, que vaya acompañado con una conversación inspiradora. ¿Cuándo paseas, te gusta que te hablen los elementos del escenario que recorres o los humanos que te acompañan?

Prefiero caminar solo, ir sin cascos y combinar lo que antes decía de fundir mente y calle. Me paso horas paseando y me sorprendo cada dos por tres con personas, objetos, ruidos o conjunciones de mis imágenes sugeridas por lo que veo. Con algunas amistades sí me gusta pasear e ir charlando, pero es porque compartimos curiosidad por lo que nos rodea mientras estamos de cháchara y avanzamos. Lo bonito de esas caminatas al alimón es que se genera un partido de pingpong verbal. El socio de correrías debe conocer anécdotas, preguntarse detalles y no tener ninguna prisa para dialogar sobre todo aquello que vemos. En la novela hay un guiño homenaje a este tipo de seres con la estatua del Señor Rovira de Gràcia, porque está en un banco sentado como si esperara la llegada de ese tipo de amigo.

Tu compromiso con una renovación literaria se siente en tu modo de escribir, siempre parece que te arriesgas, es que uno llega a pensar que “Jordi no tiene miedos”.

Miedos tiene todo el mundo. Una vez me pasó algo muy extraño que tiene sentido contar aquí. Tras escribir la parte dedicada a Caterina Jaén –la principal protagonista femenina de la novela– y recorrer mil veces sus pasos para captar detalles que contenían los símbolos que quería para el texto, me fui de viaje y enfermé. En realidad fue una tontería de fiebre en Roma, pero después pasé como tres meses en los que no me sentía capaz de escribir como antes, Caterina me agotó y me dediqué durante un período a escribir notas desordenadas en una libreta con ideas, charlas, objetos o metáforas que se me ocurrían en la calle, en bares o en casa. Esos apuntes parecían no tener ningún tipo de sentido hasta que en otro viaje descubrí que eran la nueva forma en la que deseaba retratar la realidad, porque el tipo de escritura de Caterina se había cargado un límite y el cuerpo me pedía catar otro, que dio como resultado Paseos Simultáneos, que me parece lo más arriesgado que he escrito.
Luego hay otras cosas, claro. Me aburre lo monolítico, sobre todo si es en artes paralizadas con muchas posibilidades, no aprovechadas, de quebrar esa rutina de la costumbre. Me siento mucho más libre de experimentar y soltarme con la poesía, por lo dicho y porque creo que tenemos muchos elementos a nuestra disposición para dejar de aburrirnos e innovar un poco. En Loopoesía la mezcla de poesía, imágenes, audiovisuales, escenografía y actuación quiere acercar el verso al público a través de lo multidisciplinar, que no me parece en absoluto moderno, porque los medios usados existen desde hace siglos, más bien un aprovechamiento de recursos para lo que uno desea hacer y transmitir.
Toda experimentación o proceso debe ser lento, con manía artesanal.

Hay un sentido generalizado entre la gente de que la literatura (y todos sus componentes) son aburridos, hemos entrado en una pereza intelectual globalizada, parece.  ¿Cómo te motivas tú cuando la pereza entra en ti?

No me suele dar pereza, me gusta mucho llenar mi tiempo a todas horas y, en caso de entrarme, suelo ser optimista porque siempre hago algo, me parece imposible estar parado mentalmente.

Loopoesía ha ido avanzando y hemos disfrutado de los momentos de teclas armoniosas, poesía reivindicativa y rostros sin expresión, etc. ¿Qué podemos esperar para Loopoesía 2013?

Loopoesía tiene una estructura muy definida que me permite jugar dentro y evolucionar. El poemario es la parte que coordina las demás y les da forma, porque sin el texto no existe el conjunto. Para 2013 tengo muy avanzado el poemario y ya tengo estructurados sus elementos, en realidad desde este año dedico mi vertiente poética a pensar en el proyecto y a reposarme de escribir versos durante muchos meses, porque sé que luego lo pensado saldrá en la suite loopoética. La de 2013 tiene el riesgo, que para mí es un reto con el que sufro y me divierto a partes iguales, de ser más extensa, de unos 600 versos, lo que implica una mayor dificultad, y ya me imagino una elaboración más compleja, en la mezcla musical, el montaje de los audiovisuales, los objetos del escenario y la mezcla de recitar e interpretar el poemario en el escenario. Todo parte del texto y por eso es lo que más esfuerzo genera, es el pilar del proyecto, y desde 2012 lo edita a las mil maravillas Versos&Reversos. El poemario de 2013 se titulará Los lotófagos

Después de leer el libro me pregunté sobre el autor: ¿cuál será su creencia sobre el destino, sobre la simultaneidad y las casualidades de la vida?

Suelo creer que las casualidades no existen, frase falaz porque la pronunciamos tras una serie de hechos conectados entre sí a los que denominamos con esa palabra. El número de personas que conozcas influye en eso, es lógico, como también lo es el hecho de pensar en nuestra insignificancia a través del giro constante del mundo y las infinitas historias que acaecen al mismo tiempo. Del destino no tengo ni idea, sólo sé que todos solemos preguntar qué nos deparará, y de mientras no está de más pasárselo bien, escribir, leer, comer y todas las cosas buenas que tiene la vida.

Jordi Corominas




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